Fue una mujer que nunca resignó la sonrisa.
Nació el 22 de noviembre de 1859 y fue la primera médica argentina. Hija de
inmigrantes escoceses, vivió en Entre Ríos hasta los seis años. Su padre
falleció cuando ella todavía era muy joven y tuvo que regresar a Entre Ríos —la
habían enviado a Buenos Aires a estudiar— para acompañar a su madre y ayudarla
a sacar adelante a la familia.
Más tarde regresó a Buenos Aires para
terminar su educación básica, enseñó en escuelas de varones y decidió que
estudiaría medicina. Así, ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas en 1883.
Durante sus estudios trabajó como ayudante en el Laboratorio de Histología y
fundó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino. Seis años más
tarde obtuvo su título de médica y comenzó a trabajar en el Hospital San Roque
de Ramos Mejía, Buenos Aires.
En 1892 ayudó en la primera cesárea
realizada en Argentina, fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y dos
años más tarde se postuló como profesora en la universidad, pero el puesto le
fue negado por su condición de mujer. En esa época, solo los hombres tenían
permitido dar cátedra. Eso no la detuvo. Formó parte del Congreso Internacional
de Mujeres que se llevó a cabo en Londres en 1899 y dos años después de eso
fundó la Asociación Obstétrica Nacional y la Revista Obstétrica.
A diez años del congreso, estuvo a la
cabeza del Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina
que fue convocado por la Asociación de Mujeres Universitarias. Ya en sus
últimos años, Cecilia se retiró y se instaló en Córdoba. La casa en la que
residió fue convertida en escuela.
Ella es la demostración de que el trabajo
duro y una mente positiva pueden abrirnos las puertas a mucho más de lo que
podemos imaginarnos.
Gracias por todo, Cecilia.