Y otra vez me encuentro a mí
mismo en el sendero de la incertidumbre. Recordar sus besos no hace más que
acelerar el deseo de tenerlo cerca una vez más. Aunque el anhelo es diferente
al de antes, sin embargo. Es otro. Pero el sentimiento es el mismo. ¿O es apenas
similar? Es, irónica y confusamente, distinto por completo. Incomparable. No, tan
solo diferente. Porque esta vez se trata de otra persona…
Aún puedo
sentir su mano acariciando la mía. Sus principios, que él no estaba dispuesto a
romper, y esa sonrisa tímida, consecuencia y testigo de la rendición. De la
resignación a sus tan atesorados valores. En ese momento me di cuenta de mis
habilidades persuasivas. Nunca antes las había considerado tan agudas y bien
entrenadas. Él, todo un caballero. Esperó al momento indicado para dar la
estocada final, esa que nos llevó a estrechar un lazo todavía endeble, aunque
sin dudas inolvidable. Mutuo es el deseo del reencuentro, pero improbable
parece que ocurra a tiempo. La realidad nos juega en contra, sin dudas.
Volveremos a vernos, de eso estoy seguro. ¿Cuándo? Espero que pronto. No quiero
que el delgado hilo se rompa, ya que algún día podría volverse irrompible. Lo
presiento.
No comments:
Post a Comment