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Tuesday, 19 May 2015

La soberbia humana y su efecto en la ecología

  No me sorprende que el medio ambiente haya llegado a este punto. De todas las razas de seres vivos, la más soberbia, hipócrita y arrogante, es la raza humana. Nada de lo que el ser humano hace es en beneficio de alguien más que no sea él mismo. Todo aquello que podemos llamar un milagro existe en este planeta sin que tengamos que mover un dedo. El cielo, el sol, las montañas, los bosques, los océanos y demás. Todo está sin que tengamos que intervenir de alguna manera. El resto es todo para beneficio personal y porque somos, de entre todas, la raza más débil. Por ejemplo, no podemos soportar la vida a la intemperie, por eso necesitamos de casa y de fuego para calentarnos. Lo mismo se traduce a la matanza indiscriminada de animales. Necesitamos ropa, y tiene que ser linda y abrigada, por eso hacemos tapados de piel (sin importarnos que las razas de animales se extingan… ¿Por qué habría de importarnos, si se ve lindo?). También necesitamos ingerir más carne de la que somos capaces de digerir, sin pensar que existen alternativas mucho más saludables.
  A nadie le interesó el calentamiento global, hasta que los polos empezaron a derretirse y nos dimos cuenta de que nos estábamos quedando sin planeta. Entonces empieza el activismo ecológico y el compromiso social. ¡Tenemos que proteger al planeta! Ahora digo, ¿tenemos que protegerlo para mantenerlo hermoso y funcional, tal y como lo encontramos, o porque queremos seguir con nuestro estilo de vida caprichoso y bochornosamente consentido? ¿Queremos mantener al planeta con vida para las generaciones futuras o porque “queda bien” y está de moda estar involucrado en la ecología?
 El hecho de que los seres humanos nos involucremos en activismo social me parece indispensable, pero también muy hipócrita. ¿Por qué tenemos siempre que llegar al punto de casi destruir algo para darnos cuenta de que en vez de atacarlo tendríamos que estar de su lado y evitar que desaparezca? No pasó con civilizaciones como los nativos americanos en Estados Unidos o las tribus en Argentina. Muchos defenderán que, por lo menos, estamos tratando de hacer algo para impedir que la vida en este planeta se extinga. Sí, por supuesto que estamos tratando, ¿pero no hubiese sido más fácil no atacar al ecosistema desde un principio en vez de tratar de rescatar lo poco que queda de él?
  Estoy en contra del pensamiento de partida que motiva cada actitud humana. No pensamos como comunidad global, no incluimos a todo y a todos los que nos rodean, independiente de la raza, la forma o el tamaño. No, mientras YO esté bien, el resto puede esperar o no me importa. Todas las soluciones que el estamos buscando son para tapar errores que nosotros mismos cometimos. Y como ya dije, es necesario, pero es muy hipócrita.
  Aun así, no creo en las generalidades y sé que siempre hay excepciones a la regla. La vida no es blanco o negro, hay una amplia gama de matices que permiten que la esperanza permanezca viva.

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