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Sunday, 31 May 2015

El destino espiritual vs. el camino espiritual

  El destino espiritual ya está pactado; desde el momento en el que nuestra alma se reúne con un cuerpo en una nueva experiencia física, lleva consigo ese destino, esa misión. Esta misión pactada está predestinada a cumplirse, independientemente del camino espiritual que elijamos. Hay caminos que son más tormentosos que otros; los hay más fáciles, los hay más alegres o más tristes. Lo que es importante a tener en cuenta es que cada uno de nosotros va a llegar a cumplir su misión sin importar los amigos o enemigos de compañía; sin importar quién estuvo allí para darte una mano o quién no; sin importar el cómo, el dónde ni el cuándo.
  Ahora, si bien el camino no es determinante para el destino, sí lo es para el aprendizaje. Nuestra alma puede transitar esta experiencia física sin alcanzar ninguna clase de evolución espiritual, es decir, sin haber aprendido nada, o tal vez habiendo aprendido lo mínimo indispensable. Esto no significa que no vayamos a alcanzar nuestro destino espiritual. Lo haremos de todas formas, pero tal vez no obtendremos todo el conocimiento ni agotaremos nuestra potencialidad al máximo, para llegar a la plenitud de nuestra identidad espiritual. Por eso es importante siempre dejarse guiar por el instinto y rendirse sin miedo ante la gracia de Dios. Rendirse sin miedo significa alzar los brazos al aire, mantener la frente en alto y, con el pecho repleto de valor y fe, dejarnos guiar por el camino que va a resultar más enriquecedor para esta experiencia física. Eso no significa que será el más sencillo, pero tampoco el más difícil. Será, simplemente, el camino correcto para obtener el mayor fruto de nuestro paso por esta vida. Eso nos ayudará a apreciar nuestro destino mucho más y a darle el valor que se merece.

Tuesday, 19 May 2015

La soberbia humana y su efecto en la ecología

  No me sorprende que el medio ambiente haya llegado a este punto. De todas las razas de seres vivos, la más soberbia, hipócrita y arrogante, es la raza humana. Nada de lo que el ser humano hace es en beneficio de alguien más que no sea él mismo. Todo aquello que podemos llamar un milagro existe en este planeta sin que tengamos que mover un dedo. El cielo, el sol, las montañas, los bosques, los océanos y demás. Todo está sin que tengamos que intervenir de alguna manera. El resto es todo para beneficio personal y porque somos, de entre todas, la raza más débil. Por ejemplo, no podemos soportar la vida a la intemperie, por eso necesitamos de casa y de fuego para calentarnos. Lo mismo se traduce a la matanza indiscriminada de animales. Necesitamos ropa, y tiene que ser linda y abrigada, por eso hacemos tapados de piel (sin importarnos que las razas de animales se extingan… ¿Por qué habría de importarnos, si se ve lindo?). También necesitamos ingerir más carne de la que somos capaces de digerir, sin pensar que existen alternativas mucho más saludables.
  A nadie le interesó el calentamiento global, hasta que los polos empezaron a derretirse y nos dimos cuenta de que nos estábamos quedando sin planeta. Entonces empieza el activismo ecológico y el compromiso social. ¡Tenemos que proteger al planeta! Ahora digo, ¿tenemos que protegerlo para mantenerlo hermoso y funcional, tal y como lo encontramos, o porque queremos seguir con nuestro estilo de vida caprichoso y bochornosamente consentido? ¿Queremos mantener al planeta con vida para las generaciones futuras o porque “queda bien” y está de moda estar involucrado en la ecología?
 El hecho de que los seres humanos nos involucremos en activismo social me parece indispensable, pero también muy hipócrita. ¿Por qué tenemos siempre que llegar al punto de casi destruir algo para darnos cuenta de que en vez de atacarlo tendríamos que estar de su lado y evitar que desaparezca? No pasó con civilizaciones como los nativos americanos en Estados Unidos o las tribus en Argentina. Muchos defenderán que, por lo menos, estamos tratando de hacer algo para impedir que la vida en este planeta se extinga. Sí, por supuesto que estamos tratando, ¿pero no hubiese sido más fácil no atacar al ecosistema desde un principio en vez de tratar de rescatar lo poco que queda de él?
  Estoy en contra del pensamiento de partida que motiva cada actitud humana. No pensamos como comunidad global, no incluimos a todo y a todos los que nos rodean, independiente de la raza, la forma o el tamaño. No, mientras YO esté bien, el resto puede esperar o no me importa. Todas las soluciones que el estamos buscando son para tapar errores que nosotros mismos cometimos. Y como ya dije, es necesario, pero es muy hipócrita.
  Aun así, no creo en las generalidades y sé que siempre hay excepciones a la regla. La vida no es blanco o negro, hay una amplia gama de matices que permiten que la esperanza permanezca viva.

Tuesday, 12 May 2015

Fragmento de "Regreso al amor" de Marianne Williamson:

Fragmento de "Regreso al amor" de Marianne Williamson:
"Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos. Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, la que nos atemoriza. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres para no serlo? Infravalorándote no ayudas al mundo. No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca de ti. Esta grandeza de espíritu no se encuentra solo en algunos de nosotros; está en todos. Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los demás permiso para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros"

From "A Return To Love" by Marianne Williamson:
"Our deepest fear is not that we are inadequate. Our deepest fear is that we are powerful beyond measure. It is our light, not our darkness, that most frightens us. We ask ourselves, who am I to be brilliant, gorgeous, talented, fabulous? Actually, who are you not to be? You are a child of God. Your playing small doesn't serve the world. There's nothing enlightened about shrinking so that other people won't feel insecure around you. We are all meant to shine, as children do. We were born to make manifest the glory of God that is within us. It's not just in some of us; it's in everyone. And as we let our own light shine, we unconsciously give other people permission to do the same. As we're liberated from our own fear, our presence automatically liberates others."

Sunday, 10 May 2015

Personas que me inspiran: Sor Juana Inés de la Cruz



Fue una mujer inteligente. Una de mucho valor y de visión fuerte. Cualquier meta que se planteara, la cumplía. Así significara que su cabello tuviera que pagar el precio por ello. Sí, su cabello. Sor Juana tenía por costumbre plantearse un tiempo determinado cada vez que quería aprender algo. Si no lograba hacerlo, entonces se cortaba el pelo; seis centímetros u ocho. Ya no lo recuerdo bien. No lo estoy imaginando, no. Lo investigué. Quedé tan maravillada con su obra que me interesó saber más acerca de ella y resulta que su biografía no tiene desperdicio. Nació el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel Nepantla, México. Aunque un acta de nacimiento que se encontró más adelante dice que su verdadera fecha de nacimiento sería en realidad el 2 de diciembre de 1648.
Fue una religiosa y se la conoce por su obra literaria. Su amor por la literatura y por el conocimiento despertó a muy temprana edad. Aprendió a leer y a escribir a la edad de tres años junto a su hermana mayor y a escondidas de su madre. Más adelante en su vida se disfrazó de hombre para poder ingresar a la Universidad, ya que en la época y el lugar en que ella vivió, las mujeres no tenían permitido acceder a ese tipo de educación.
«Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos». Esa es una de sus frases más populares y la que abrió mis ojos a un nuevo nivel de consciencia.
Sor Juana es el claro ejemplo de que, si dejamos de inventar excusas y de aferrarnos al miedo y, por el contrario, elegimos abrazar la disciplina y la pasión, absolutamente todo lo que nos propongamos es posible y realizable. A fin de cuentas, el único obstáculo que existe entre uno y sus objetivos es, siempre, uno mismo.

Gracias por todo, Sor Juana.