El siguiente es un pequeño fragmento de mi novela Alizane. El poema Los Seres Infinitos Que Fallecen fue inspirado en la película Brokeback Mountain, y su tristísimo final. ¡Que lo disfruten!
. . .
– ¿Cómo te llamas?
– Alizane… Alizane Inoueh –balbuceó ésta sin salir de su asombro.
– ¡Qué hermoso nombre! –exclamó él–. Mi nombre es Thomas Sahitori, porque mi mamá es inglesa y mi papá es japonés –justificó–. Si quieres, puedes decirme Tammei; todos mis amigos me dicen Tammei.
– De acuerdo –asintió la muchacha sin objetar–. ¿Puedo hacerte una pregunta, Tammei?
Él dijo que sí con un fuerte movimiento de la cabeza, mientras balanceaba los pies.
– Antes de que nosotros lleguemos, tú estabas diciendo algo en voz baja, ¿qué era? –interrogó Alizane con curiosidad.
– Es el último libro de Madame Sygadih –dijo y tomó el libro que había arrojado al principio–. Los Seres Infinitos que Fallecen. Me gusta por lo que dice… y también por los dibujos. Mi tía Tanako dice que los de Madame son los peores libros infantiles que jamás se hayan escrito, pero a mí me encanta leerlos y a ella le gusta escucharme leer… por eso me los compra. ¿Quieres que lo lea? –preguntó y ella asintió.
– Si en realidad lo crees necesario…
– Alizane… Alizane Inoueh –balbuceó ésta sin salir de su asombro.
– ¡Qué hermoso nombre! –exclamó él–. Mi nombre es Thomas Sahitori, porque mi mamá es inglesa y mi papá es japonés –justificó–. Si quieres, puedes decirme Tammei; todos mis amigos me dicen Tammei.
– De acuerdo –asintió la muchacha sin objetar–. ¿Puedo hacerte una pregunta, Tammei?
Él dijo que sí con un fuerte movimiento de la cabeza, mientras balanceaba los pies.
– Antes de que nosotros lleguemos, tú estabas diciendo algo en voz baja, ¿qué era? –interrogó Alizane con curiosidad.
– Es el último libro de Madame Sygadih –dijo y tomó el libro que había arrojado al principio–. Los Seres Infinitos que Fallecen. Me gusta por lo que dice… y también por los dibujos. Mi tía Tanako dice que los de Madame son los peores libros infantiles que jamás se hayan escrito, pero a mí me encanta leerlos y a ella le gusta escucharme leer… por eso me los compra. ¿Quieres que lo lea? –preguntó y ella asintió.
– Si en realidad lo crees necesario…
Los Seres Infinitos que Fallecen
Nunca podré
admitir
que jamás
fue real.
Obligarme a
creer...
mas su nombre
susurra en mis oídos
y en mis ojos
caen lágrimas
tristes,
dolorosas,
irrefrenables...
De amor.
De locura.
De muerte.
Amé
a esos seres
infinitos
que fallecen,
que son eternos
en mi mente...
Guardo los restos
de su memoria...
de
su
memoria...
que es
mi
memoria.
Y me lastima,
siempre,
como en el instante
que supe
y me di cuenta
al fin
de la única verdad:
él fue uno de esos seres
infinitos
que
fallecen.
Fui
otra vez
a ese lugar,
pero como al principio.
Esperé
que todo
fuera
¿mentira?
Que lo veré regresar.
Que me besará
por última vez
antes de partir...
...definitivamente...
tuve que verlo partir.
Y aún hoy
no entiendo
su adiós.
Nunca comprenderé
a esos seres
infinitos
que fallecen.
Mas
los
amaré
siempre
como el primer día...
El otoño
se asomará este año,
inevitablemente.
Sé que
esta vez
vendrá
sin lluvia;
las hojas
muertas
yacerán hasta nuestro
reencuentro
junto a mi inmortal recuerdo
de ese ser
que es infinito,
aunque ya no pueda
volver a verlo
más
que en mi mente.
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